Descripción
EL MONASTERIO DE SAN LORENZO DEL ESCORIAL
LA PIEDRA ANGULAR DE LA MONARQUÍA
LA TUMBA DEL PADRE
San Lorenzo el Real del Escorial fue la tumba que ofreció un hijo a su padre, un rey a un emperador, Felipe II a Carlos V.
Pero aquella gran fábrica, la mayor empresa arquitectónica de la Monarquía Hispánica, era algo más que un cenobio panteón. Era el símbolo de una nueva monarquía encabezada por el Rey Católico como señor de medio mundo.
UN SANTO, UNA VICTORIA Y UN TERRITORIO REGIO
El 10 de agosto de 1557 las tropas del joven Felipe II vencían al ejército de Enrique II de Francia en San Quintín. Su reinado empezaba providencialmente favorecido.
¿Fue la fundación del monasterio un acto de agradecimiento al santo del día? Si en su advocación, pero no en la causa de su construcción.
En torno a 1561, fecha en la que Felipe II crea la primera capital estable de España, el rey intervenía en El Pardo, Madrid y Aranjuez. El rey daba forma a un territorio real, en torno a su Corte, del que El Escorial sera la pieza clave.
¿SÓLO UN MONASTERIO?
Un monasterio, pero también un seminario, biblioteca, palacio público, palacio privado, basílica, panteón regio, jardines ornamentales y botánicos, espacios para la ciencia. Todo ello debía contenerse en un rectángulo perfecto, nada nuevo, pero nunca llevado a esta escala y perfección racional y simbólica.
Aislado en las soledades de la montaña, pero expuesto, desde su altura, a las miradas desde todo el valle. El Escorial era una suerte de metáfora de la Ciudad de Dios rodeada por un área de 10.000 hectáreas de dehesas, bosques y montañas.
LA PIEDRA ANGULAR DE LA MONARQUÍA
Este sillar perfecto se aposta en las laderas del Abantos y contiene en su hermética forma la síntesis del concepto de estado filipino.
Una arquitectura abstracta, sin concesiones a lo superfluo, conformada a partir de modelos antiguos y modernos, émula del Templo de Salomón, ritmada por cadencias y armonías basadas en el número y la proporción aurea.
Tras esta racionalidad perfecta y metódica, que casi hace del edificio un alter ego del propio monarca fundador, se entrevé la idea de levantar un hito histórico. Un edificio fundacional, una piedra angular, para aquella Monarquía Universal formulada por Felipe II que determinó una parte muy importante de nuestra historia.
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