Descripción
La segunda parte de nuestro curso “Pintura española del siglo XIX” tomará como fechas de referencia 1868 y 1900, es decir, desde La Gloriosa a Fin de Siglo.
El periodo del Sexenio Democrático, que engloba el reinado de Amadeo I de Saboya y la proclamación de la I República Española, terminó con las Restauración a la llegada de Alfonso XII. La alternancia en el gobierno de moderados y liberales benefició el progreso, en una línea que, no sin problemas, podemos alargar hasta la regencia de María Cristina de Habsburgo. Aquella España de progreso volvería nuevamente a la vieja encrucijada del debate sobre “lo español” tras el llamado Desastre del 98.
En paralelo a esta estabilidad y aires de progreso, la pintura española rompió con sus atavismos y comenzó a caminar en paralelo a lo corrientes europeas. Realismo y Naturalismo serán los movimientos que determinen la obra de muchos de los artistas inmediatos a la generación de Federico de Madrazo.
A la pintura de historia y al retrato, como géneros dominantes, se sumó el paisaje como espacio de libertad creativa. Pronto, a tenor de la nueva sociedad industrial, aparecía la pintura social, obras que iban de lo moral a lo ético, de lo político a la denuncia.
La internalización del lenguaje pictórico dará pronto frutos, pues el extraordinario talento de algunos pintores hispanos saltó inmediatamente a la palestra de las exposiciones internacionales y al interés de los coleccionistas y marchantes de arte. Fortuny, Raimundo de Madrazo, Joaquín Sorolla o Ignacio Zuloaga, son perfectos ejemplos de ese reconocimiento internacional.
Cuando el siglo expiraba, la pintura española mostraba en las obras de Regoyos, Romero de Torres, Anglada Camarasa o Nonell, su compromiso con las corrientes que abrían paso al Arte Contemporáneo.
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