Descripción
REYES EN EL PRADO
IMAGO REGIS, LOS RETRATOS REALES
IMAGO REGIS
REYES EN EL PRADO
La Colección Real española fue una fuente abundantísima que alimentó las colecciones de El Prado desde su origen. Entre aquella miríada de excelentes pinturas abundaban las correspondientes a un género encargado de dar imagen a la figura vertebral del Estado: el retrato regio.
El retrato real, la Imago Regis, es algo más que una obra de arte, que un simple retrato. Desde Mesopotamia, Egipto, Grecia, Roma o el Imperio Bizantino, la imagen del “líder” fue la representación del Estado, del poder, de la sociedad, de la ideología. Aún hoy seguimos empleando símbolos que tiene el mismo uso cohesivo respecto a los grupos políticos que conforman países, regiones, entidades, grupos, etc.
La Monarquía Hispana no fue ajena a esos códigos representativos del poder. De hecho, las particulares circunstancias históricas de la Edad Media hispana explican mejor los primeros retratos reales del Museo. La hegemonía de la Monarquía Universal de los Habsburgo españoles, es la que justifica el modelo de retrato entre Carlos I y Carlos II, y su ejemplaridad ante toda Europa. La llegada de una nueva dinastía, los Borbones, explica los cambios no de la moda del retrato real sino de todo país en el siglo XVIII. En el XIX, es el Estado el que irá ocupando el espacio de los monarcas, porque serán las constituciones políticas las depositarias de la Soberanía.
Hablar de Retratos Reales es hacerlo de ideologías, de historia, de arte, de artistas, de reyes, de épocas. Algo más que unos simples retratos.
En El Prado, el retrato real compone uno de los apartados más interesantes y brillantes de sus colecciones. Tras ellos están las firmas de grandes maestros como Tiziano, Rubens, Velázquez o Goya, que fueron contratados, precisamente, para hacer retratos reales.
Un recorrido transversal absolutamente imprescindible para conocer mejor el Museo, nuestra historia y nuestro legado artístico.
Haga clic AQUÍ para descargar el dosier sobre esta actividad y aprender más sobre el valor de los retratos reales.
IMAGO REGIS I
DE LA EDAD MEDIA A FELIPE II
En esta primera visita recorremos los exiguos ejemplos medievales de estas imágenes de poder conservados en El Prado. Fue, especialmente, durante el reinado de los Reyes Católicos, cuando el nacimiento del nuevo estado hizo necesaria la retórica del retrato real. El Museo conserva el mejor ejemplo de estos tiempos.
Tras los Reyes Católicos, con la llegada del humanismo renacentista, llegaron nuevos códigos, pero se mantuvo la esencia arquetípica de la naturaleza del retrato real. Tiziano y Carlos I, Carlos V como emperador, crearon un nuevo tipo de retrato que encarnaba al héroe y al nuevo monarca renacentista. Antonio Moro, pintor flamenco, y los pintores cortesanos españoles, beberían de las propuestas del italiano para consolidad la tipología de retrato regio español por excelencia en tiempos de Felipe II, en tiempos de la Monarquía Universal. El retrato regio español se convirtió en el modelo ejemplar del retrato de estado europeo.
VISITAS EDUCATIVAS AL MUSEO DEL PRADO
En Vademente entendemos que la docencia se ejerce también más allá del aula, por lo que nuestras visitas educativas son parte esencial de nuestras propuestas.
¿Cuántos museos hay en Madrid? ¿cuántos conoce? Lo más importante, en realidad, es saber ¿cuánto hemos aprendido visitándolos?.
Para Vademente, un museo es, ante todo, un espacio de enseñanza, de estudio y de conocimiento. Los museos son los herederos del “Museion” de Alejandría, la casa de las Musas a donde se iba a aprender artes y ciencias.
Por ello, diseñamos nuestras propuestas considerando que cada museo es un aula. Que cada clase en sus salas es una posibilidad de aprender en contacto directo con aquello que nos interesa.
El Museo del Prado es una de las pinacotecas más importantes del mundo. Quienes realizamos nuestra labor docente en Madrid tenemos el privilegio de poder explicarlo poco a poco, por partes.
Esto nos permite proponer recorridos transversales, por temas, por escuelas, por maestros, por épocas; y, además, hacerlo en grupos pequeños para facilitar el trabajo de análisis, observación e intercambio entre participantes y profesor.
Esta es nuestra propuesta: extraer del Museo todos los contenidos posibles. Hacerlo con calma, por partes, en grupos pequeños, priorizando la calidad y el aprendizaje.
Limitando el número de participantes a 7, más el profesor responsable, favorecemos que la actividad sea más cómoda y más personalizada. Pretendemos facilitar, además, la participación, el análisis colectivo, la observación detenida y el intercambio, actividades propias del trabajo docente que en una visita multitudinaria no tienen cabida.
También evitamos el límite de tiempo concedido a los grupos, siempre compuestos por nueve o más personas. De este modo, podemos ampliar nuestra visita hasta dos horas para realizarla con calma y sin presión.
Al no conformar un grupo también podemos dar libertad a cada participante respecto a la forma de ingreso. Muchas personas tienen descuentos, por distintas circunstancias, o incluso gratuidad, que entrando como grupo no son computables.
Por ello, en estas visitas para grupos reducidos, no incluimos la entrada y cada participante puede acceder como más conveniente sea en su caso.
Hemos convocado una serie de visitas repetidas sobre un mismo contenido, pero en caso de que la demanda de una actividad fuera alta, organizaremos más visitas en otra fecha. Para ello generaremos una lista de espera en la que el turno será el del momento de recepción de la inscripción.
Nuestro punto de reunión será, consecuentemente, dentro del Museo. En concreto en la Sala de Las Musas, un espacio renovado hace unos años para funcionar como gran punto de reunión y vestíbulo del Museo.
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