Descripción
PROGRAMA «EXPLORANDO LA COMUNIDAD DE MADRID»
MÁS ALLÁ DE LA GRAN CIUDAD
Con el programa «Explorando la Comunidad, más allá de la gran ciudad» nos proponemos dar a conocer el gran patrimonio cultura, histórico y artístico de la comunidad autónoma madrileña, tan cercana como desconocida.
Más allá de la gran ciudad, de los Reales Sitios o de ciudades históricas como Alcalá de Henares, hay mucho Madrid que descubrir.
La comunidad madrileña es un mosaico geográfico, cultural, histórico y artístico con la extraordinaria variedad propia de las encrucijadas. Un punto de encuentro donde se forjan las identidades poliédricas propias de los cruces caminos.
Un territorio geográficamente marcado por cuencas fluviales, montañas y llanuras. Un híbrido entre fértiles huertas ribereñas, llanadas cerealistas y bosques espesos, secarrales, humedales y neveros de altas cumbres, entre anchos valles y vastas llanuras.
Histórica y culturalmente, Madrid es un conglomerado. Forma parte de comarcas históricas como La Sagra y la Alcarria. Sus tierras del norte fueron parte de los alfoces de poderosas ciudades como Ávila o Segovia. Sus tierras del sur fueron predios de caballeros de Santiago o de todopoderosos arzobispos toledanos. En medio hubo ricos señoríos, como el de Manzanares pero, sobre todo, las tierras de realengo de la vieja Comunidad de Tierra encabezada por la villa de Madrid.
El patrimonio artístico ejemplifica bien esa diversidad. Desde el románico norteño al mudéjar meridional, o desde el renacimiento alcarreño y toledano al adusto gótico abulense o al más florido de Segovia, la comunidad madrileña fue una encrucijada artística desde la Edad Media.
Luego llegó la Corte a Madrid que actuará como un pegamento para cohesionar aquel variopinto espacio en torno suyo. La diversidad encontró un punto de encuentro común, la Corte, actuó como un elemento centrípeto y centrífugo a un tiempo. Un largo proceso que determinará la aparición de una nueva realidad política: la Comunidad Autónoma de Madrid.
El arte producido en la Corte se extendió por las comarcas inmediatas y aportó una base común al mosaico anterior. Algunas de las mejores obras de aquellos tiempos aún se encuentran perdidas en pueblos y ciudades del entorno. Lugares que sufrieron menos las metamorfosis del progreso que transformaron a la gran ciudad.
Un microcosmos que les invitamos a conocer con una serie de itinerarios culturales de un día. Recorridos basados tanto en la condición histórica como geográfica de las principales comarcas de nuestra Comunidad. Nada más sorprendente, en ocasiones, que descubrir la belleza de lo más cercano e ignorado.
Les invitamos a conocer más detalles sobre los objetivos y contenidos de este programa leyendo su dosier general, puede cliquear AQUÍ para descargarlo.
También te invitamos a ver el vídeo de presentación en nuestro canal de YOUTUBE.
EXPLORANDO LA COMUNIDAD IX. EL ALBERCHE
La Sierra del Guadarrama forma parte del Sistema Central. En su extremo occidental, la llamada Sierra de Malagón, llega hasta el comienzo de la Sierra de Gredos, el más alto de todo este Sistema.
Entre ambas sierras se produce una amplia depresión, que conforma un paso amplio y seguro entre las dos mesetas. Objetivamente es el primero, desde el oriental puerto de Somosierra, que permite un trasiego no sometido a la estacionalidad, cómo y seguro.
El responsable de este paso es el río Alberche. Nace en la vertiente norte de Gredos, muy cerca del Tormes, pero no es afluente del Duero. El Alberche atraviesa el sistema montañoso central para convertirse en afluente del Tajo. Esta depresión se corresponde con las tierras de Valdeiglesias, donde se encuentran las villas San Martín y Pelayos.
La vertiente sur de la Sierra de Malagón, la madrileña, presenta una orografía abrupta y compleja, de valles estrechos, como el del río Cofío, y con una pendiente mucho más pronunciada y montuosa que su lado norte. Un piedemonte montaraz y quebrado, que ofrece su paso más holgado precisamente aquí, en el Alberche. Por él discurre la Cañada Oriental Leonesa y es aún una importante vía de comunicación entre tierras abulenses y madrileñas.
El topónimo de Valdeiglesias da cuenta la tradición que relata que un noble visigodo, Teodomiro, de los tiempos de Witiza, se recogió al amparo de estas soledades para llevar una vida de eremita. La zona elegida fue ocupada por una población de anacoretas y pequeñas ermitas.
Esta parte montuosa es esencialmente tierra ganadera y sólo, cuando el río avanza hacia el sur, las riberas meridionales del Alberche ofrecen una mayor riqueza agrícola.
Su importancia histórica como zona de paso hizo que su repoblación fuera muy disputada y, en consecuencia, dificultosa.
El progresivo amojonamiento del territorio, desde la segunda mitad del siglo XII en adelante, dejó en manos de Segovia la zona más oriental de estas sierras, el llamado Sexmo de Casarrubios, que corresponde con nuestro itinerario «Explorando la Comunidad VIII«
Ávila se extendió desde el Cofio hacia el oeste, por las tierras de Valdeiglesias y Cadalso, que quedaron inclusas en el sexmo de Santiago. Sin embargo, el bajo índice de población del área abulense justificó la entrada de un tercer invitado, los arzobispos de Toledo. Finalmente, San Martín, Pelayos, Cadalso y Villa del Prado pasaron a manos toledanas.
El gran artífice de la repoblación definitiva de estas tierras fue el monasterio de Santa María de Valdeiglesias, primero Benito y luego del Císter, en Pelayos.
Las ruinas de este ilustre cenobio, uno de los grandes complejos medievales de nuestra Comunidad, serán nuestro primer objetivo. Previamente haremos una parada en Chapinería, que perteneció al segoviano Sexmo de Casarrubios, para visitar el palacio de los marqueses de Villanueva de la Sagra. una sencilla pieza de arquitectura de clara influencia escurialense.
En el siglo XV comenzó el proceso de señorialización. Las tierras de Valdeiglesias, propiedad del otrora poderoso monasterio de Santa María, pasaron a manos de don Álvaro de Luna. La villa de San Martín, con su castillo, se convirtió en la cabecera de este territorio. La iglesia de San Martín quedó inconclusa, pero debemos sus trazas al círculo de Juan de Herrera y guarda un lienzo atribuido a Luca Giordano, de modo que bien merece nuestra visita.
Cadalso de los Vidrios toma su apelativo de las célebres fábricas de este material que por aquí proliferaron entre los siglos XVI y XVII. El palacio de los Villena, tan sólo su exterior, la iglesia parroquial y el yacimiento de «La Mezquita» serán nuestros objetivos en esta histórica villa.
Desde Cadalso descendemos a una zona menos montuosa donde se encuentra Villa del Prado. La iglesia de Santiago es una de las más interesantes de nuestra comunidad, con un extraordinario repertorio arquitectónico y decorativo a caballo entre el Gótico y el Renacimiento.
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